El estambrótico nombramiento de Abadía como míster del CDL

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En plena liguilla de ascenso a Segunda División, el 'Tato' pasó en un par de horas de estar despedido como ayudante a ser nombrado primer entrenador 

Corría el año 2002 y, tras colgar las botas en su Binéfar natal y hacer sus primeros 'pinitos' como técnico en el club oscense y en el juvenil del Logroñés, Agustín Abadía se incorporó al cuerpo técnico de la primera plantilla riojana que iba a dirigir Ico Aguilar para ayudarle a conseguir el gran objetivo: el ascenso.

Foto: Larioja.com
Los malos resultados provocaron la destitución del cántabro y el nombramiento de Juan Carlos Mandiá, exjugador del Logroñés al igual que Abadía, que enderezó el rumbo de la nave blanquirroja y le llevó directo a los puestos que daban acceso a la promoción a Segunda A.

Sin embargo, el juego mostrado por el equipo no acababa de convencer a la afición -que le achacaba utilizar un sistema demasiado defensivo- ni tampoco a Martín Berrocal, que en ciertas ocasiones ya mostró su desacuerdo con algunas de las tácticas del míster. Su fiel José Ángel Zalba lograba, por el momento, reprimir las habituales 'cruzadas de cable' del empresario taurino.

Llegó la recordada fase de ascenso, la que podría haber cambiado la historia de este club -La Rioja se volvió a volcar con 'su' CDL-, y las decepcionantes derrotas ante Cádiz y Universidad de Las Palmas abrieron los ojos definitivamente a Zalba. De esta manera, nada más finalizar el partido en Canarias, tanto Mandiá como el propio Abadía fueron cesados. La explicación del dirigente maño era que ambos "formaban parte del mismo equipo".

Foto: AS
Un par de horas más tarde, todo había cambiado. Zalba se echó sensiblemente atrás y nombró al 'Tato' "segundo entrenador pero con funciones de primero". De esta manera decidió que el siguiente partido, de nuevo frente al Universidad, lo dirigiera el exjugador de Atlético y Compostela, entre otros.

Durante esa semana, el aragonés apalabró con Cacho Blanco -al que conocía por su etapa como presidente del Real Zaragoza- su fichaje como director deportivo del Logroñés y, al 99% de posibilidades, como entrenador tras el decisivo partido del CDL ante el conjunto grancanario.

Mientras tanto, Abadía anunciaba el cambio de sistema tan pedido por la grada y sacó de inicio a dos delanteros (pese a que Paulino, el máximo goleador, estaba sancionado por su polémica expulsión en el anterior compromiso). La victoria (1-0 con gol de Morales de penalti), sumada al componente sentimental de la vuelta -como protagonista- del 'Tato' al Logroñés llevó a un ambiente de unión entre equipo y afición que Zalba no se atrevió a romper.

Así, Abadía ocuparía el banquillo los tres partidos restantes. Una vez finalizada la temporada, el debate se instauró en la directiva: Berrocal apostaba por la continuidad del mito blanquirrojo, mientras que Zalba quería a Juan Señor. Al final, el elegido fue éste, de quien el propio Berrocal declaró tras su despido en la siguiente temporada que fue contratado "por afecto a un señor, el que me ha metido aquí". Lógicamente, se refería a su antes inseparable Zalba, una vez que su relación había saltado por los aires. 

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